Reseña Macross 7
Hacia mediados de los 90's, la franquicia Macross atravesaba un importante proceso de reestructuración, luego de un fallido proyecto como lo fue la O.V.A. Macross II aparecida pocos años antes, lo cual incluía un ya obligado relevo generacional, el cual vendría representado en un proyecto paralelo a la ambiciosa O.V.A. Macross Plus, tratándose así de una segunda serie para la televisión, primera producción en dicho formato en más de una década que habría de enfrentarse a una audiencia con preferencias diferentes, pero que estaba más que lista para explotarse de igual forma.
Fue así como aparecería el más que peculiar proyecto Macross 7, el cual tendría una participación más bien a nivel de supervisión por parte de Shoji Kawamori, creador de la serie original, quien se decantaría por dedicarse de lleno a la laureada O.V.A. antes mencionada, delegado la labor de director a un Testsuro Amino, quien se caracterizaría por alejarse marcadamente del detallista estilo manejado por Kawamori.
Es natural que el enfoque entre un formato y otro sea completamente diferente, siendo por principio de cuentas el presupuesto un factor decisivo a la hora de determinar el alcance de un proyecto, siendo el formato de serie de televisión, un tanto cuanto limitante en cuanto al aspecto técnico, sin embargo, el resultado acabaría mostrando algunas deficiencias tanto en la calidad de animación como en el desarrollo de argumento, el cual fue sin duda el aspecto peor cuidado en el proyecto.
A pesar de contar con talento como Haruhiko Mikimoto en el diseño de personajes y Sukehiro Tomita en el guion, como un intento de recuperar la gloria alcanzada en los años 80's, sería únicamente el primero de estos creativos el que acabaría cumpliendo con su objetivo al lograr un aspecto mucho más moderno pero acorde a su estilo en la apariencia de los personajes, haciendo que tanto fanáticos veteranos como nuevos, pudiera congeniar con ellos, lo que si bien parece haber conseguido Tomita de alguna u otra manera, su labor acabó dando resultados flojos, poco cuidados y excesivamente repetitivos.
Naturalmente, Macross 7 tiene un público meta muy diferente al fanático de la ciencia ficción más tradicional, dejando muy evidentes sus intenciones de acoplarse a la entonces novedosa tendencia de las historias más cercanas a las llamadas "novelas ligeras" (las cuales siguen siendo el género más popular entre el público juvenil en Japón), por lo que el espectador llegará incluso a decepcionarse con algunos conceptos y elementos abordados en la trama que más bien acaban siendo desconcertantes, para quienes han seguido la franquicia desde su primera encarnación, que, paradójicamente, tenía un ritmo marcadamente más eficiente.
Contando con carismáticos personajes, la serie mostraba un enorme potencial en el aspecto visual, que acabaría siendo algo desaprovechado en favor de mostrar situaciones redundantes y que acabarían siendo muy poco relevantes, además de contar con un más que polémico protagonista que, si bien en Japón se consagraría como uno de los más populares de toda la franquicia, bajo una óptica occidental, este puede resultar de lo más molesto, debido a su actitud tan obstinada como poco justificada.
Tristemente, muchos elementos de Macross 7 acaban siendo demasiado estereotípicos, lo que acaba demeritando muchos otros aspectos de calidad notable en su producción, por lo que puede llegar dar la impresión de ser un proyecto corriente y del montón, muy por debajo del estándar meticuloso de obras anteriores en la franquicia, con situaciones de lo más planas y por supuesto, caricaturescas, quedándose muy por detrás en aspectos en los que otros proyectos contemporáneos estaban triunfando.
Es si dunda el aspecto musical el verdadero acierto del proyecto, con una propuesta aunque algo prefabricada, también resultaría bastante novedosa y llamativa para la época, usando como base un par de prometedores valores que lograrían ganarse el corazón del público, con formidables interpretaciones de lo más apasionadas, que harán la compra de los albumes musicales relacionados con el proyecto algo prácticamente obligado aunque se trate de un fanático casual.
Por otra parte, el aspecto visual sobresale al mostrar una gran cantidad de diseño de lo más variados y debidamente actualizados, teniendo de regreso así al entrañable Katzutaka Miyatake quien volvería a hacer mancuerna con Kawamori para entregarnos diseños mecánicos de lo más sofisticados, definiendo todo un concepto visual que permearía por más de una década, dándole un rostro completamente diferente a la franquicia desde entonces.
Sería pues, el torpe ritmo de la serie lo que acabaría jugando completamente en su contra, llegando a ser de su visionado todo un desafío a la paciencia del espectador, al verse obligado a enfrentarse a situaciones episódicas de lo más redundantes y un pésimo desarrollo de personajes, al olvidarse injustamente de algunos personajes con cierto potencial, cuyas historias no llegan a nada, lo que puede interpretarse como un descuido por parte del equipo creativo que parece haberse abrumado demasiado en cierto punto del proyecto, deseando concluirlo lo más pronto posible, sensación que sin duda, muchos espectadores llegarán a compartir inevitablemente.
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