Max y Milia

En el caso de Miria se representa nuevamente como una temible piloto, que más que ser sumamente competitiva, se le muestra como una sanguinaria y despiadada guerrera, soberbia que disfruta el combate, sobresaliendo de sus compañeras incluso siendo todas ellas parte de una raza cuyo único propósito es la guerra.

Nuevamente Milia ve su suerte al enfrentarse con el prodigioso piloto micrón Maximilian Jenius quien resulta ser el primer oponente digno que haya tenido en su vida, resultando herida durante el combate, mostrándose así ante un anonadado Max que ha quedado petrificado por su belleza.

El romance de Max y Milia se representa en un inicio igual que en la serie de televisión, teniendo un giro drástico, sugiriendo que Max fue quien se “macronizó” y unió a la flota meltradi, mientras que en la versión original Milia era quien asumía la cultura humana al quedar enamorada de su mortal enemigo.

Sin embargo, al escuchar la canción de Minmay tanto Max como Milia parecen “ceder” ante los encantos de la música que bajo la perspectiva de este largometraje parece enfatizar una supuesta propiedad mística que le brinda una especie de poder cultural que llega a rayar en lo “mágico y sobrenatural”, aunque por supuesto, la representación de este fenómeno al ser tan ambigua y vaga que está abierta a muchas interpretaciones, tanto por parte de futuros desarrolladores que colaboraron en la franquicia, como de los espectadores.

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